NUESTRA HISTORIA

UNA CARGA, UN LLAMADO

UN AMOR

En el año 2002, durante una semana de oración 24/7 que se celebró en mi iglesia, me atreví a orar todas las noches, durante toda la noche y durante 7 noches. En todas ellas, excepto una, estuve acompañado por diferentes hermanos que buscaban, junto a mí, un derramamiento del Espíritu Santo sobre la iglesia en España.

La noche que me quedé solo, Dios tenía algo que mostrarme y no lo descubrí hasta bien entrada la madrugada.

Mientras oraba en medio de aquella sala, el Espíritu Santo me llevó por diferentes pasajes de la Escritura que hablaban de Israel y los planes de Dios para ella en el presente y en el futuro. Lo que hasta ese momento había estado velado para mi, se iluminó ante mis ojos como una verdad profunda y a la vez sencilla: Dios no ha terminado con Israel. Su plan y sus promesas para su pueblo escogido siguen vigentes. Su amor por ellos es eterno e inquebrantable. Dios ama y bendice a Israel y ¡yo siempre he querido amar y bendecir lo que Dios ama y bendice!

Caí repentinamente de rodillas y un amor indescriptible llenó todo mi cuerpo. Con un nudo en mi estómago comencé a llorar de amor por la nación de Israel, a bendecirla, a dar gracias por ella y a pedirle al Padre que derramara su Espíritu Santo sobre cada hombre y mujer judíos. Que, en su misericordia, abriera sus ojos para reconocer a Yeshúa (Jesús) como su Mesías.

Esto produjo un dolor profundo e insoportable en mis entrañas y una pesada carga cayó sobre mis espaldas. Era pesada, pero al mismo tiempo me resultó agradable pues, gimiendo de dolor y a la vez de amor, comprendí que Dios estaba haciendo algo nuevo.

El Señor estaba dándome una carga que me acompañaría el resto de mi vida. 

Estaba dándome un llamado que marcaría mis pasos el resto de mis días.

Me estaba llenando de un amor que ardería con fuerza todos y cada uno de los días de mi vida.

Esa noche el Señor me marcó para siempre y a partir de ese día comencé a estudiar, a formarme, a orar y a prepararme para algo que no sabía cómo sería, pero que sabía que venía directamente del corazón de Dios.


Pasaron 15 años durante los cuales oré y me preparé hasta que, en 2017 visité por primera vez la tierra de Israel. Fue como estar en casa... y la visión comenzaba a tomar forma: el Señor me había llamado a "construir puentes entre España e Israel".

España (Sefarad), hogar de miles de judíos durante 1.500 años, debe convertirse en casa de oración y bendición para la nación de Israel y cada judío en el mundo. Y esto sólo será posible abriendo el corazón y los ojos de la iglesia al amor y propósitos de Dios por Israel.

Si de ambos pueblos (gentiles y judíos), Dios ha hecho uno solo, la iglesia debe extender sus manos hacia Israel como parte del pueblo al que pertenece por la fe en Jesús, el Mesías de Israel y de todo gentil se vuelva a Él.

La iglesia, olivo silvestre injertado en el buen olivo, será bendecida y prosperada en la medida que ame y bendiga a las ramas naturales del olivo (Israel) para que sean injertadas de nuevo en el buen olivo de raíces santas (Romanos 11).


Y es para esa preciosa misión que nace Proyecto Israel: unir en esta generación lo que Dios unió en la eternidad.


Tu hermano en Yeshúa Ha Mashiach.



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